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sexos y fobias

Yo misma

DIFERENCIA DE EDAD

Hace un día gris y lluvioso  y no puedo salir al jardín a podar rosales y  convertirme en compañera silenciosa de tu ir y venir con botas, tijeras y guantes y compartir los huecos de aire que vamos dejando al faenar entre parterres

 

Subo a la buhardilla y escucho el Réquiem de Mozart, y de nuevo me embargan tremendas emociones mientras la lluvia golpea la ventana. Siempre es así , siempre ha sido así,  y en cada una de las generaciones desde que lo compuso han habido seres que han sentido el pulso de su vida al oírlo

 

Emociones fuera del tiempo, más allá del lugar que cada cual pisa o ha pisado, por encima del antes y el después, vértigo del alma ante lo eterno. Impotencia del cuerpo que jamás competirá ante placeres tan hondos, convertido sólo  en fértil vehículo de lo que siempre será. Cuerpo, vehículo que aún deteriorado, seguirá llevándonos al éxtasis, al miedo, a la impotencia, a la alegría, a la plena satisfacción.

 

Cuerpos en distintos lugares sintiendo lo mismo: frío, calor, cansancio, dolor. Cuerpos unidos en el lecho sintiendo tan diferente. Almas en la distancia sintiendo la misma emoción ante la belleza de un jardín, una danza,  un concierto,  un cuadro, del mar. Sencilla alegría ante la cara de un niño el Día de Reyes. Derretida emoción ante la mirada de un hombre enamorado.

 

Lugares distintos, distinta hora de venir a este tiempo, diferentes ataduras y proyectos.

Pero si camino por el jardín, lo hago a tu lado, si escucho una música, sé que tú también te emocionas. Si oigo tu voz, mi día está completo. Presencia permanente de tu alma en mi alma, atadura eterna, sentimiento de amar por encima del tiempo. Y si la realidad y las necesidades de este cuerpo en esta tierra, nos lleva a compartir nuestro espacio con otros, me invadirá la sensación de que la vida me ha gastado una broma pesada, pero mi alma guardará este amor  lleno para  regalártelo en otro momento o en otro lugar