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sexos y fobias

Detrás de una gran mujer..........

Siempre hay una inmigrante. No nos creamos que las mujeres de hoy en dia, trabajadoras de éxito, altas ejecutivas de 12 horas diarias, bien cuidadas, con vida social, madres de dos o tres hijos, con una relación de esas de calidad más que de cantidad, esposas solícitas de fin de semana, se las apañan solas con las obligaciones domésticas. Si no fuera porque detrás de cada una de ellas hay una inmigrante, llamada interna, para no decir a tiempo completo, que levanta, viste, da desayunos, lleva niños al colegio, plancha, enchufa lavadoras, pasa aspiradora, guisa, mantiene la higiene en cuartos de baño, saca a pasear al animal doméstico por excelencia; ¡Ojo! No confundir con el marido, no habría ejecutiva que valga.
Pero son ellas las que salen en los suplementos divinas y con esa imagen de eficiencia inagotable llenándoles la boca con la consabida doble jornada.




No señoras mias, la doble jornada e sla de la inmigrante que no para de sol a sol, la de la madre obrera que saca a sus hijos adelante limpiando oficinas o casas ajenas, ahorrando de dónde no hay para enviarlos a la universidad, y haciendo en horario de noche las tareas de la casa propia porque la dignidad y el decoro no hay que perderlos.Estas mujeres que para no caer en el estrés se empapan de telebasura mientras repasan la ropa porque no se pueden permitir el spa o el gimnasio.Por otra parte, ellas han trabajado toda la vida, incluso cuando no se llevaba eso de la emancipaciòn de la mujer, y la iglesia y la sociedad bienpensante gritaban a los cuatro vientos que el trabajo de la mujer fuera del hogar destruye la familia




La doble jornada, aunque con compensaciones de gimnasio municipal y algún spa urbano , es la de mujeres de clase media, que sin sueldos ni habitaciones en sus casas que les permita contratar internas, tienen que conformarse con la inmigrante asistenta, una ayuda sin lugar a dudas, pero que no las libra de no tener ni un minuto para ellas, porque los maridos de éstas ni se retiran la taza del café, pues ya sabemos que los ejecutivos no están para fijarse en esas pequeñeces con la cantidad de problemas que tienen




Son mujeres que almuerzan en las cafeterías de los trabajos o se llevan el sandwich, mientras sus maridos llenan de trajes grises los restaurantes al mediodía en comidas que pagan las empresas, que tienen coche pero para haecer mil gestiones aparte de la jornada laboral, que arañan el tiempo del metro o la noche para leer el libro que tienen entre manos, y que hacen juegos malabares para hacer unos ahorrillos que les permita huir algunos dias con alguna amiga lo más lejos posible




Las mamás y abuelas de estas mujeres no trabajaban ni en la calle ni en la casa, tenían nativas para todas las labores domésticas, salían a misa, de compras, de visita y a merendar, además eran un modelo para la sociedad de su época, aunque entonces no había suplementos para hacerles reportajes sobre la estupenda y vacía vida en la que se consumían, mientras sus maridos llenaban de trajes grises los salones de los casinos

2 comentarios

Athe -

Totalmente cierto. Cuando entro en casa de alguna conocida y lo veo todo tan limpio y recogido y luego vuelvo a la mía, con todo patas arriba, pienso "Aquí hay inmigrante escondida". Saludos.

Nicolás -

Me temo que hasta este "blog" ha llegado el cotilleo que me hizo mi madre el otro día, escandalizada de que la ínclita Ana Rosa Quintana saliera en una revista diciendo que ella "se las apaña con todo" pero que tiene dos "internas" (y además ayudantes esporádicos que le plagian los libros para que ella los firme)