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sexos y fobias

Quiero ser lesbiana

Mi primo dice que la columna del lunes me quedó brillante, las demás bien, pero brillante, lo que se dice brillante, la del lunes. Ante mi decepción conmigo misma me alegó que no me preocupara, que sólo Oscar Wilde puede estar brillante siempre. Así que he decidido hacerme lesbiana. No me miréis con esa cara pues es de lógica que si una se relaciona con el mismo sexo no malgasta neuronas en entender al otro, porque una ya se lo sabe. Yo siempre lo he dicho: si yo fuera hombre, no se me escapaba ni una, pero ni una, porque mira que son torpes, con lo sencillo que es. A nosotras con dejarnos hacer lo que nos dé la gana y alegrarnos el oído, tan contentas. Así, hasta perdonamos que se acueste con otra. Total, si a mí me trata como a una reina que más me da que eche una canita al aire de vez en cuando, que él también se alegre la vida. Somos genéticamente perfectas para mirar para otro lado.
Pero ellos nada, ni un piropo, ni un halago, ni un por ahí te pudras. A mí me enseñaron que al hombre se le conquista por el estómago; y yo aprendí a guisar, y a la mujer se la conquista por el oído; todavía no me he encontrado ni uno, pero ni uno, que no confunda oído con oreja y lo que han hecho es comérmela. Bien es verdad que la oreja y otras cosas. Porque si os dais cuenta, a ellos lo que en realidad les gusta es estar todo el día comiendo.
Y ahora, creen que eso de compartir las tareas de la casa significa opinar hasta del color de la cortinas. ¡Por Dios que desgaste! El despliegue de revistas que hay que tener, las de tiendas que hay que visitar hasta convencerles de que las cortinas adecuadas son las que nos gustan a nosotras.
Con las chicas sucede todo lo contrario: quedamos a comer; y enseguida se dan cuenta de que estás estrenando zapatos y te has subido un tono el color del pelo. Con la comida no hay ningún problema; nosotras con cualquier cosita nos apañamos, una ensalada y algo de picar y mejor, así no se engorda. Y en cuánto al tema cortinas, nada que ver, entramos en una tienda y sin decirnos nada, vamos hacia la que tiene que ser.
Y en la cama, todavía no lo sé, pero pienso que mucho achuchón, mucho arrullo, mucha caricia, mucho jadeo, mucho toqueteo y poca chicha. ....
Lo siento por las columnas, pero me voy a la cocina a guisar a ver si mi seta me mete mano.

1 comentario

Anónimo -

Sigo riendo por los tonos de tu post.
Si, todo lo que dices puede ser verdad, pero recuerda que todo esto tiene dos lados, y el tro resulta igual de válido. Cómo hacer para conciliarlos?