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sexos y fobias

Infieles

Nuestra infidelidad no es de canita al aire sino de melena al viento y de vendaval en nuestra vida, porque nosotras nos enamoramos como pardillas. Al principio no queremos, pero es tan mono, si va a ser sólo una ilusión, total, una temporadita de volver a sentirte viva. Y nos pillamos, vaya que si nos pillamos; como colegialas. Y claro que nos sentimos vivas y sufridoras ,porque ¡Cuánto sufrimos!, tanto, que si no lloramos un par de veces al día como mínimo es que ya no estamos enamoradas.

¡Y cuánta sensibilidad a flor de piel! ¡Qué cara de gilipollas!¡Cuánta lencería nueva! ¡Qué manera de depilarnos, que cualquier día nos depilamos hasta las venas!.Y la melena, cuántos cambios no sufrirá nuestra melena, que si más corta o más larga, que si éste color o el otro, que si mechas o sin mechas, que si lisa o rizada. Y todo este proceso con la consiguiente consulta ¿Te gusta más así o de la otra manera? Y por supuesto no hay ropa que nos parezca demasiado cara;¡Cómo va a ser cara si vamos a estar monísimas cuando nos vea llegar! Y, a veces, ese es el tiempo que nos dura la ropa cara puesta; el tiempo de llegar. Con tantos cambios no sé como no se dan cuenta, la verdad.

Y si por mano del diablo nos pillan, rara vez, bien es verdad, nosotras no lo negaremos, pues ya sabemos en carne propia que más duele que nos insulten la inteligencia que la infidelidad. Nunca nos sentimos culpables, los culpables son siempre ellos, como te digo; porque te ven pero no te miran, porque cuando les hablamos no contestan, es más ni te escuchan, porque se les olvidó el cumpleaños, porque hace tiempo que no te sorprenden, y porque hay un placer, de no sé qué especie de pequeña venganza, al soltárselo a la cara.
Y además, a ellos qué les importa, ¿ellos no están atendidos?, ¿no siguen teniendo su cerveza preferida en el frigorífico?,¿no te sigues encargando de los niños, de la casa, de tu trabajo?. ¿Y tú no lo sigues queriendo?. Pues que te dejen vivir tu ilusión en paz, que al fin y al cabo, no haces daño a nadie.
Nosotras ante las necesidades fisiológicas de su pene hemos aprendido, o bien a mirar para otro lado y no hacer caso de sus canitas al aire, o a hacer estupendas felaciones. Y ellos ante nuestras necesidades sentimentales siguen mirándose su pene

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