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sexos y fobias

Ellos en el armario

De todos es sabido que las mujeres somos más desinhibidas que los hombres a la hora de hablar de sentimientos y de intimidades sexuales, sin brabuconerías, sobre todo porque siempre salimos muy bien paradas ; nosotras no tenemos gatillazos y de un tiempo a esta parte, ya no somos frígidas, sino que ellos son los inexpertos. Además nos han enseñado que el hombre siempre está dispuesto cuando se le ofrece un sexo ardiente.

Con estas premisas estábamos mi amiga y yo lamentándonos de lo poco atendidas que nos tienen nuestros chicos con la excusa del trabajo, las tensiones y el cansancio y pensábamos en la conveniencia de organizarles un fin de semana en casita rural con programas para estimular a ejecutivos decaídos.

Y encontramos un lugar, cuya ubicación no pienso revelaros, donde además de baños con burbujas, velas, cava, masajes y comidas afrodisíacas, tenían como actividad estrella un sorteo de parejas cambiadas incluso de sexo; es decir, que lo mismo te podía tocar chico o chica. Si eras chico y te tocaba chico podías coger una cogorza hablando de fútbol o de mujeres , mala suerte según se mire, ya que a veces es mejor una noche de farra con un colega que un mal polvo con una petarda.

Cuando llegó el sorteo a mí me tocó pasar la noche con un señor mayorcito que no prometía ni potencia ni imaginación, y cuando estaba a punto de la desesperación, llega el turno de mi marido y vemos que le ha tocado en suerte pasar la noche con el marido de mi amiga. Nos miramos ambas sin saber si destenillarnos de la risa o consolarles con fingido estupor. ¡Qué venganza tan deliciosa ante tantos meses de abstinencia!. En fin, que se apañen que ya son adultos. O algo así.

El señor mayorcito fue todo un descubrimiento, no solo porque era un habitual de estos sitios y me ofrecía listado de los mejores , sino porque sabía ir al grano sin prisas, echándole una afición hasta entonces para mí desconocida. Y aquello que me hizo, ya lo sé, no solo es afición, sino una sabiduría del placer femenino adquirida en muchos años de buen oficio. Quiero decir con esto, que el cuerpo musculado, en gimnasio diario, de mi chico, no ha conmovido ni una sola fibra del mío,que ha sido creado para ser bien tocado y no para derretirme de admiración ante una escultura

Estando ya en el momento de satisfacción propicio para las confidencias, el mayorcito me propuso espiar a otros clientes. La ventaja de un veterano en el lugar es que ya se conocía el lugar selecto y privadísimo de los voyeurs. Subimos al soberao, levantó una tarima y allí estaba en toda su extensión la panorámica de la cama donde mi marido y el de mi amiga estaban retozando, ahora sí, con una afición y lujuria, que me hizo pensar que ellos también tenían un oficio acumulado en años de mutuo conocimiento.

1 comentario

Desconcierto -

Vaya usted a saber lo que se puede descubrir con las buenas o malas compañías. Ahora que vas a hacer?

No se te olvide que además de no ser frígidas, sino que somos inexpertos, además no saben decirnos dónde va la caballería y donde la infantería, a diferencia de nosotros que de manera desinhibida solemos decirles cómo dónde y cuándo