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sexos y fobias

Me gustan ellos, mucho

Pues a mí, qué queréis que os diga, me gustan los hombres. Si, ya sé que cuando estamos dos chicas reunidas no dejamos de despotricar de ellos. Y si somos más de dos es una masacre. Para nosotras es una terapia, luego nos quedamos tan a gusto, y entre lo que nos hemos desfogado y las copitas, se nos olvidan las miles de razones por las que ni uno más en nuestra vida.

Y es que mientras estabas en el restaurante en pleno desahogo,ves en aquella mesa a uno con su pelo ligeramente alborotado, con su olor a limpio emanando de ese cuello poderoso, que si fueras la camarera le darías la carta comiéndole la oreja . Y le observas como disfruta con la comida, que ya te gustaría a ti ser esa almeja cruda y fresca. Y te levantas y pasas cerca y entonces os cruzáis la mirada y te ha desnudado con tanta delicadeza que le devuelves la sonrisa, porque su rostro se ha iluminado agradecido por alegrarle los ojos. Y a ti se te cambian hasta los andares, que sabes que te está siguiendo con la mirada y ya en los lavabos te retocas los labios y te perfumas anhelando volver a pasar por su lado. Y ves nada más salir del aseo que ya no está y desilusionada te acercas a tu mesa y encuentras junto con la sonrisa de tu amiga una rosa con su dirección de correo.

Y ante detalle tan romántico, lo de ni un tío más, como que va a ser que no.

Y sabes que ahora empieza lo más excitante de una relación, dónde cada uno empieza a soñar y a inventarse al otro. Los móviles se llenan de mensajes, tu buzón en internet, de correos. Tus plantes delante del armario, antes de cada encuentro, pasan de durar 5 minutos a media hora, y es que primero tienes que averiguar de qué te apetece disfrazarte, si encajará con sus gustos, con el lugar dónde vais a ir, con lo que quieres transmitir de ti, la meteorología, y si habrá un después. Ante tanta complejidad, las mujeres nunca tenemos que ponernos.

Esos primeros encuentros como fiesta en día de Reyes traen adheridos pequeños desencantos que arrugas y tiras a la papelera porque no quieres verlos y acabar con el juego.

En el juego con algunos hombres se tarda unas semanas en llenarse la papelera, con otros meses y con los mejores, años.

Pero ¿quién se resiste a vaciar la papelera para poder así llenarla con nuevos desencantos de hombres nuevos? Y es que, cuando te gustan los hombres, más te vale elegir papeleras pequeñas

1 comentario

Nicolás -

Muy bonito... y muy sincero.
En estos tiempos en los que la masculinidad y la feminidad se han politizado tanto que hay gente que cuando habla de amor parece que esté hablando de negociaciones bilaterales patronal/sindicatos, de conflictos culturales irresolubles o de reivindicación de identidades reprimidas, se agradece este ejercicio de sinceridad. Sin más.
A mí me gustan las mujeres.