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sexos y fobias

Mi primera Cerdanya

Hay una imagen de la que no me ha hecho falta tomar ninguna foto, tan clavada la tengo. Cada mañana bajando de La Molina, al acercarnos a Puigcerdá para, desde allí, emprender camino a cualquier parte, ahí estaba, delante, cual dama madura sosegada, aposentada en una ancha loma, levemente iluminada por un sol sin aristas, suavemente velada por un ligera bruma , protegida sus espaldas por un Pirineo gastado y alfombrada en derredor por campos dorados y verdes; llanuras onduladas como un mar apacible. Si entrabas en ella, se repetía por sus calles la misma suavidad y dulzura, acompañándote el olor de una coca humeante de chocolate desbordado. Qué tentación de meter el dedo y chuparlo mientras levantas los ojos para contemplar la torre de la plaza.




Y el sonido del agua de lagos, torrenteras, rios, cascadas por aquí y por allá que te va acompañando en todo el deambular por la comarca . Hasta que arriba de la montaña de Maranges encuentras el Malniu, lago frio que corona el monte, y es allí donde, por primera vez en tu vida, decides bañarte desnuda a pesar de ojos lejanos, para envolverte así de la madre de todas las aguas que has ido deseando.




Y ya ,para entonces, los pueblos no son damas sino piedras vivas que han emergido de su montaña y ves pueblos encaramados como cabras de colores pardo, de colores rojo hierro, de colores negro . Pueblos de difícil acceso, heroicos de habitar, sólo bellísimos para contemplar de lejos. Pirineo suave, Pirineo angosto, Pirineo sobrecogedor, Pirineo abierto hasta las cachas mostrándose desvergonzado y obsceno en sus profundidades verdes y húmedas.




Y siempre volviendo al bálsamo de la llanura y contemplar el Pirineo cercano y ese velo permanente que todo lo suaviza, incluso el ánimo. Si el seny catalán tuviera una imagen, ésta sería La Cerdanya cada mañana

1 comentario

Nicolás -

No conozco nada la Cerdanya, pero sí conozco muy bien el pirineo aragonés. Para mí el Pirineo siempre ha supuesto esfuerzo, largas caminatas, estar rodeado de altas montañas que apenas dejan pasar el sol, subir a cumbres, mirar el paisaje a tus pies... después de tu fantástica descripción de ese otro pirineo, más abierto, más acogedor, me quedo con ganas de visitarlo.